En el Ensayo para el arreglo de una colección de estampas redactado en 1791 figuran 42 estampas españolas de 25 grabadores, mientras que en el Índice del Catálogo raciocinado de estampas que posee D Juan Agustín Ceán Bermúdez de 1819 se contabilizan 3616. Este incremento se debe a que, en el segundo catálogo, incluyó además de las estampas sueltas, las ilustraciones de los libros que tenía, algunos de los siglos XVI y XVII y muchos del XVIII y, sobre todo, a que el número de los grabadores profesionales en España había aumentado notablemente a partir de la segunda mitad de este siglo desde que se introdujo la enseñanza del grabado en las academias de bellas artes.
En 1791, Ceán había conseguido estampas muy raras de importantes pintores del siglo XVII que ocasionalmente grabaron al aguafuerte, como Carducho, Ribera, Murillo, Arteaga o Conchillos; también tenía las pruebas que habían hecho con esta técnica Maella, Bayeu, José del Castillo o Goya. El número de grabadores profesionales de la segunda mitad del XVIII y principios del XIX que aparecen en el listado del Catálogo raciocinado es mucho mayor, casi exhaustivo, lo que permite pensar que Ceán, como intentaba hacer en todos los campos del arte que le interesaban, se había propuesto tener una muestra lo más amplia posible de los grabadores que trabajaban en esos momentos, sobre todo en Madrid, y así poder escribir la que hubiera sido la primera historia del grabado español hasta esa fecha. La pérdida de las fichas de este catálogo, que suponemos que contenían información de primera mano semejante a la que aparece en las biografías de los grabadores que tenía preparadas para incluir en el Diccionario de los más ilustres profesores de las Bellas Artes en España en 1800, pero más actualizada, ha retrasado mucho el conocimiento de estos profesionales. En el índice de este catálogo figuran no sólo los más importantes como Goya o Manuel Salvador Carmona sino otros muchos como Selma, Ametller, Brieva, Esquivel, Moreno Tejada, los Vázquez, los Enguídanos, etc.