Las estampas jugaron un papel fundamental en la difusión por toda Europa de las nuevas corrientes artísticas y de los pasos de gigante que dieron los grandes maestros italianos: arquitectos, escultores y pintores, que lograron su transformación a partir del siglo XV y hasta el siglo XVIII. Las pinturas de Rafael fundamentalmente, las de Miguel Ángel, Tiziano, Tintoretto, Veronés, de los Carracci, Guido Reni, Federico Barocci, etc. fueron conocidas y utilizadas con frecuencia como modelos y fuentes de inspiración de los artistas europeos gracias a estas pequeñas imágenes sobre papel en blanco y negro que lograban transmitir con un lenguaje propio la genialidad de la inspiración, de la composición y, hasta cierto punto, del color de las pinturas que crearon los más grandes.
El gusto por lo clásico de Ceán Bermúdez se refleja en la abundancia de estampas de su colección que reproducen pinturas y dibujos de Rafael grabadas a buril por los mejores profesionales, encabezados por Marco Antonio Raimondi quien, además, tuvo la inteligencia de darse cuenta de la importancia y novedad de las estampas de Durero, al que copió sin ningún escrúpulo (véase Invent/233-249). La copia de estampas era muy frecuente, principalmente de las que reproducían obras pictóricas famosas llegando a falsificarse las firmas, todo lo que ha motivado que algunas atribuciones de Ceán se han rectificado en la base de datos de la BNE.
De este primer catálogo de 1791 se han logrado identificar entre los fondos de la BNE 133 estampas de 34 grabadores, algunas bastante deterioradas al haber sido utilizadas en los obradores de los pintores como instrumento de trabajo y modelos para los aprendices.
Entre las estampas de pintores que también grabaron se pueden destacar las de Parmigianino, Federico Barocci, Annibale Carracci, Guido Reni o Pietro Testa.